domingo, 23 de junio de 2013

SI NO HAY CREATIVIDAD EN TU VIDA LA ENERGÍA VITAL SE VUELVE DESTRUCTIVA




 


Intenta comprenderlo: te enfureces, aunque todos los libros religiosos te exhortan a que no lo hagas; pero si tu energía vital no fluye hacia el amor,
¿qué puedes hacer sino enfadarte?

Tendrás que enfadarte, pues la ira –si la entiendes bien– es ese mismo amor que ha perdido el rumbo; es la misma energía, que no pudiendo convertirse en flor, se convirtió en espina.

El amor es creación, y, si no hay creatividad en tu vida, la energía vital se vuelve destructiva.

La diferencia entre un santo y un pecador está solo en que la energía vital de uno es creativa y la del otro es destructiva.

Por eso, la persona que crea no puede cometer actos satánicos, y la persona que no crea no puede ser un santo, por mucho que se engañe imaginando que lo es.

La energía interior tiene que utilizarse, ya sea de una manera o de la otra, pues la energía no puede permanecer estancada, tiene que fluir.  

Si amas, abres nuevos canales para que tu energía fluya hacia el amor; y si no hay amor en ti,
¿qué hará tu energía?


Solo podrá desbaratarlo, destruirlo todo.

Si no eres capaz de crear, destruirás.

La virtud es el estado positivo de la energía vital, y el pecado es el estado negativo de esa misma energía.

Muchos que vienen a verme me hablan de la ira que hay en su interior y me preguntan qué hacer al respecto.

Les digo que dejen de pensar en la ira.

Cuanto más piensas en la ira, más energía le das, ya que la energía fluye en la dirección de los pensamientos, que son sus canales.


Igual que hay canales que dirigen el agua de los pantanos a los campos, el canal de la energía vital es la atención.

Cada vez que estás atento, tu vida fluye.


Si tu atención señala en la dirección equivocada, la energía fluye en esa misma dirección, y si señala en la dirección correcta, tu vida fluye en la dirección correcta; y la atención correcta es amor.

El sello del amor es la creatividad.

Mientras seas creativo en tus relaciones, no podrás cometer ningún pecado.

¿Cómo puedo pecar cuando estoy rebosante de amor?

El amor se va expandiendo poco a poco, y un día descubres que estás oculto en cada ser humano.

Entonces, ¿a quién vas a robar, a quién vas a embaucar, en qué bolsillo meterás la mano con sigilo?


Al ir incrementándose el amor, descubres que todos los bolsillos son tuyos, y cuando haces daño a alguien, te das cuenta de que te has hecho daño a ti mismo.

La vida es como un eco: lo que hagas te vendrá de vuelta.

  La persona cuyo amor aumenta se torna consciente de que no hay extraños en este mundo.

Todos sabemos que, cuando amas a alguien, te haces uno con él.

 OSHO